DADATTACK!

Llegó a mis ojos un artículo periodístico sobre un nuevo proyecto de ley que una legisladora presentó a la alta cámara del senado, sobre la inclusión obligatoria de "bandera nacional argentina como mínimo en plano general por OCHO (8) segundos, cuya aparición podrá ser fraccionada en distintas secuencias a lo largo de la película". (Aquí les dejo el proyecto de ley completo y el artículo)

A simple vista, y para quien no sabe del medio, esta medida puede ser algo normal desde el momento en que todo el cine argentino es fomentado (con distintas clases de subsidios) por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).

El tema, me parece y para aclarar la situación, es que en este país, NO EXISTE otro cine que no sea el subsidiado por el INCAA.
Es decir, si alguien quiere hacer una película y no quiere recibir los distintos fomentos del INCAA, por ejemplo el de Taquilla o Exhibición, tiene que ser o hijo de un magnate (y aparte no querer recuperar nada de la plata que gastó en la película) o ser un demente.

Para ejemplificar más el tema, una película media en Argentina sale aproximadamente 1 millón de pesos... ¿Quién puede en la Argentina de hoy gastar 1 millón de pesos y no esperar recuperar, al menos, algo del dinero gastado?

Es por eso que, en un país donde no hay industria cinematográfica como la Argentina que a diferencia de otros países (los pocos y contados con los dedos de una sola mano) el cine NO ES NEGOCIO, el Estado Nacional DEBE fomentar este arte (como lo hace con otros tantos artes) para mantener su cultura.

Entonces, una ley que OBLIGA a que en cualquier película que quiera presentarse para obtener un subsidio haya al menos 8 segundos en los cuales aparezca una Bandera Nacional Argentina está obligando, de manera directa, a que en todas las películas argentinas exista una bandera nacional argentina, ya que NO HAY otra manera de hacer cine en este país que no sea el obtener un subsidio.

Y acá me puedo ir un poco por las ramas, pero es mi opinión que cualquier acto artístico que sea restringido externamente de alguna manera (quizás imponiendo un símbolo con la amenaza de la no publicación, quizás borrando palabras de un escrito porque le molestan a alguien poderoso, quizás no diciendo ciertas frases para no generar resquemores) termina siendo una NO-CREACION artística... más si consideramos al arte como "La expresión del alma".

Y yendomé un poco más arriba en mi pensamiento me pregunto ¿Esta imposición de un símbolo patrio tiene como fin el renacer de un patriotismo/nacionalismo perdido en nuestra sociedad actual?

¿Realmente el patriotismo/nacionalismo se gana mostrando hasta el hartazgo un símbolo cargándolo de un significado común entre los habitantes de un pueblo para que puedan REPLICAR sin PENSAR el significado impuesto de ese símbolo? (Cualquier semejanza con el trabajo de Goebbels en la Alemania Nazi es pura coincidencia)

¿No sería mucho más productivo (si lo que se quiere es un pueblo pensante, un pueblo que pueda decidir por si mismo, un pueblo capaz de diferenciar una idea de otra) generar contenidos con valores patrióticos en los distintos ámbitos de las artes que FORMEN un VERDADERO sentido patriótico y no una farsa?

¿Qué representa para nuestra generación (y quizás para el resto de nuestra sociedad actual porque el significado ya no es el mismo de antaño) un símbolo patrio como la bandera o el escudo nacional?
Hoy es 25 de mayo, una fecha de suma importancia para nuestra nación.
Sería interesante cuestionarse cómo lo vivimos, si como un día a la mitad de la semana para descansar de nuestro "arduo" trabajo semanal (es decir unas mini-vacaciones), si como un día para ir a un acto populista (que nuestro presidente utiliza como una plataforma para reafirmar que es un presidente legítimo, a pesar de haber llegado con un porcentaje muy bajo a la presidencia, es decir, legalmente, pero también ilegítimamente) o como conmemoración del día en que nuestra historia (la historia de nuestro país, por lo tanto la nuestra) tuvo un punto de inflexión el cual hay que entender, conocer, meditar y, quizás, darnos cuenta que, como todo en la historia, tiene algo que enseñarnos.

Pero claro, el tema está, como siempre y como en todo este post, en nuestras ganas de aprender.