El primer contacto trajo consigo una confusión. Ellos aseguraban que eran libres viajeros del tiempo. O por lo menos eso entendió nuestro emisario.
También aseguraban que sólo podían desplazarse hacia adelante en el tiempo. Y eso nuestro emisario también lo mal interpretó.
Quizás por el aspecto parecido al nuestro, quizás porque el sonido que emitían de sus bocas eran como nuestras palabras... vaya uno a saber por qué, pero luego de varios minutos en que la conversación seguía los cursos normales de cualquier primer contacto, nuestro emisario logró entender que su concepción del tiempo era como la nuestra. Un antes, un ahora y un después.
Y de nuevo lo mal interpretó.
Se puede decir que el conocer seres supuestamente distintos genera mucha expectativa. Y que esa expectativa se fue destruyendo, sea por la apariencia, sea por el uso del lenguaje, sea porque los supuestos "distintos" creían que vivir con un pasado, presente y futuro era viajar en el tiempo.
Pero también se puede decir que la vanagloria del emisario le jugó en contra en sus interpretaciones e hizo que el primer contacto terminara mal.
Porque cuando nuestro emisario les explicó con su tono condescendiente que eso no era viajar en el tiempo y que nosotros también lo percibíamos de esa manera, es decir que teníamos un pasado con cosas que ya ocurrieron, un presente que ocurre en este instante y un futuro que no sabemos lo que nos depara, lo entendieron como una ofensa y se fueron.
Y su argumento demostró que eran más avanzados que nosotros y que creernos sus iguales no sólo fue una mala interpretación, sino no querer ver más allá de lo que podemos percibir.
Y su argumento nos demostró que no somos viajeros del tiempo, sino sus prisioneros. Y esa cruda verdad nos dolió tanto como cuando se fueron sin siquiera decir adiós. Nos dolió como raza, nos dolió a todos los humanos porque nos mostró lo insignificantes que somos y todo lo que aún no sabemos.
Y cada vez que recordamos cómo lo argumentaron, cada vez que recordamos sus exactas palabras, cada vez que recordamos sus ademanes y cómo nos humillaron... cada vez que hacemos eso... les estamos dando la razón.
No nos movemos libres en el flujo temporal, sino que nuestro tiempo está constituido por todos esos momentos que recordamos y a los que quedamos, por alguna u otra razón, atados.
Estamos atrapados en esos momentos que ellos llamaron "anclas psicoemocionales" que no dejan que avancemos, que podamos ser libres viajeros del tiempo.
Y esa argumentación, en ese preciso momento, cambió para siempre a nuestra raza que se supo esclava, prisionera.
Y ellos, obviamente, no nos recuerdan.
M.
Buen texto! Te deja el culo lleno de dudas! ;D
abrazo!
me costo tanto loguearme para postear esa boludez que carece de todo sentido...
Gracias, gracias, en serio gracias por leerlo y comentar.
Y sí, Blogger está con problemas de logueo... mientras no sepa cómo hacer una plantilla de Wordpress, voy a seguir esclavo de esta plataforma.
M.
Alguna vez leí que en el universo hubo un momento donde el tiempo no existía.
"Jinete que cabalgas a horcajadas del tiempo, ¿qué cosa es tu cuerpo sino el tiempo mismo?"
Un fuerte abrazo Mael, me alegra ver que aún sigues escribiendo.
Linda reflección, el concepto de ancla psicoemocional, la molará por años!
una mazorca estelar.